Mariano
rendía cuentas a los señores de la pasta, a los que importan, a los
que le preocupaban a él, al Gobierno y a la Casta. Rajoy necesitaba
renovar sus avales y aquel día los ratificó. A cambio Mariano les
dio lo de siempre, es decir, estabilidad, la garantía de que todo
seguiría igual, la seguridad de que ellos y sus negocios seguirían
siendo los más competitivos del país, los más lucrativos, los más
provechosos.
Pues
eso, lo que se dice negocios sin competencia.
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