Mariano
no iba al Lar porque tenía sus propias cafeterías, como el
Daniel Boone, el Blanco y Negro, el Universo y
otras a las que iba con su pandilla, con sus amigos fieles y leales,
a los que tampoco da explicaciones, porque les da otras cosas.
Mariano
es el gran buey para los suyos, él tira del carro y abre los surcos
en los que sus amigos siembran y recogen. Ellos lo apacientan, le
acarician el lomo, lo guardan y le acompañan siempre, en sus
coyundas del Caribe, en los carnavales del Casino o por las barras de
Sanxenxo, que Mariano nunca fue de bailar y era en las barras donde
le presentaban a las chicas.
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